Escritor Ramón Perdomo |
Por: Ramón Perdomo.-
San Pedro de Macorís, RD.-Desde el 1978 a la actualidad, han
transcurrido 42 años, los que hoy pasamos de los 60 años, rondábamos en aquella
época entre los 19 a 25, estábamos en “la flor de la juventud”.
Gozábamos de una libertad a media, muy
caricaturesca, fingida y justificada por un gobernante calificado de “déspota
ilustrado”: Joaquín Balaguer Ricardo, quien había agotado ya 12 años en la
mencionada silla (1966) en el ejercicio de la presidencia del país.
En esos 12 años ese gobernante y su
camarilla de serviles patrocinaron: desapariciones, encarcelamientos,
asesinatos, robos de muebles e inmuebles del estado, desvío y apropiación de
fondos públicos, represión, abusos, exilios, nepotismos, terrorismo de estado,
imposiciones del Caudillo a lo interno del partido en el poder.
Para el mes de mayo de ese año (1978) se
habían programado las elecciones generales en el país, entonces todos los
niveles eran en la misma fecha, había un partido que hacía oposición, era el
PRD (ya se había fundado el PLD, pero era muy joven aún), lidereado por José
Francisco Peña Gómez, y de la izquierda habían ya varios grupos.
Era un pueblo aterrorizado, miedoso,
golpeado y pateado, pero ese miedo en esos 12 años se fue convirtiendo en
valentía y el recuerdo de los jóvenes asesinados, el terror de grupos
paramilitares, en nombre de los encarcelados y exiliados, los miles de hombres
y mujeres de clase media, de clase baja juntaron sus voluntades, y no le valió
al “déspota ilustrado”, repartir millones de fundas conteniendo alimentos: “le
cogemos la fundita y no somos reformistas”, no valieron las repeticiones del
spot publicitarios televisivos “Joaquín Balaguer, es La Paz”...
El pueblo llenó las urnas de votos
blancos en mayo de ese año y por más que quizo imponerse el tramposo Caudillo,
bajo las palabras de un discurso encrespante arengó a sus serviles: “Hoy ante
el muro de las lamentaciones cual Jeremías, lloran como mujeres lo que no
supieron defender como hombres” (Muy parecido al término “señoritos”).
Y entonces, hoy como ayer, el pueblo se
aferró a su voluntad, olvidó las dádivas, los discursos amenazantes, los
presagios y premoniciones del regreso de algún demonio, y aunque en las urnas
no caben sus necesidades, la usaron para dar una respuesta, una respuesta
contundente y aleccionadora.
“Nosotros los de entonces/ / ya no somos
los mismos”, pero hemos visto a ese mismo pueblo: clase media y baja, 42 años
después, en medio del terror mediático, del desmesurado chantaje, de la entrega
de los recursos del estado simulando ayuda a los más pobre, la imposición en el
partido en el poder de candidatos incapaces; imponer su voluntad en las urnas
del pasado 5 de julio y confirmar aquella consigna muy popularizada años atrás
“E Pa fuera que van” o la más reciente, lacónica, casi un monosílabo : “Se
van”.
“Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo
y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña
labrando su verde solar”...AZ.
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